martes, 20 de julio de 2010

Mientra hablo, pienso

Ya hace más de un mes que estoy acá. Podría decir que ya todo mi cuerpo borró las huellas del viaje: los granos que nos persiguieron por la cara toda la estadía, el tostado veraniego, los ademanes importados.
Ya estoy acá.
Pienso en cosas que tengo que hacer, me proyecto, me ovillo, me vuelvo.
Duermo en mi cama. Tengo muebles.

Pero de repente, hay días, momentos que mi cuerpo me demuestra que no borró todo lo que mi mente cree: me engaña con búsquedas imposibles, me encuentra yendo a lugar que están a ocho mil kilómetros de distancia.
Que, de a ratos, me gustaría estar.