lunes, 11 de enero de 2010

Diario extrínseco.

Leer a Pizarnik. Encontrar ese libro, que hace un año te quisieron regalar, en el lugar donde lo necesitabas: de no tener nada que leer a tener a Pizarnik. Sentir que cada una de las palabras que alguien habia tipeado para la editorial Corregidor desde los manuscritos u otros libros de ELLA debían ser mías. Las leía y las quería como mi propio lenguaje. Lectura de verano que empalaga, que hace vibrar hasta el propio alma. ¿Por qué los libros se acaban?
Entonces, la semana previa a la previa semana del viaje fue playa, mar adentro y Pizarnik, pero sobre todo fue sentir la felicidad a punta de labios, la sensación sonriente de que todo estaba bien, resolviéndose bien, acercándonos (porque al hablar de mi ya hablo de vos) a lo ya dicho, pero inefable.


Aclaración final en un párrafo mal escrito (claro, yo no soy Pizarnik): Todos estos días de viaje previos al Viaje ayudaron a "realizar" (del inglés realize) que muchas cosas eran posibles. Entonces, la tranquilidad.

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